Por Enrique Arau

Artista Plastico - La Plata, Octubre de 1997


“EL ARTE ES LA TRANSICIÓN DE LA NATURALEZA A LA CIVILIZACIÓN Y DE LA CIVILIZACIÓN A LA NATURALEZA”. Friedrich Hölderlin.

Los tiempos actuales son particularmente turbulentos. Las fuerzas de la sociedad aparecen activadas por motores económicos, políticos, sociales. El individuo participa de las tensiones existentes y se estremece en climas de urgencia. Paradojicamente están los que sostienen entre vientos la siempre vigente bandera de la libertad y la creación, los valores que permanecen. Los artistas, los poetas, los músicos, están llamados desde los orígenes de la especie, a emanar de si preciosas joyas del pensamiento y la emoción. Cuando todo parece deshumanizarse surge el rostro de quien sonríe elevando al Cielo de todos, las formas de lo humano.

Ricardo Argüelles celebra el rito antigua de la creación, un ser sensible a su tiempo y a su tierra. Ha visto en la América Precolombina un universo que siente propio y que prolonga en su presente. Desde el angulo de su propia factura construye la ciencia del espacio-símbolo, esto es, erigir criaturas que documentan su acción contemplativa. Una sola ley rige a los artistas y a sus obras: llevar hasta el centro de la Verdad la propia posibilidad. Esto sucede y es elocuente en Ricardo Argüelles, porque ama su lugar, construye sus obras y promueve todas las formas del Arte.

Ricardo Arguelles, integra la feliz fusión entre ética y estética, y hoy presenta sus obras para regocijo de todos los que conocemos su valor estético y personal. En cada una de ellas esta seguramente el registro del trabajo, el sacrificio, la dedicación y la feliz inspiración en nuestros sabios habitantes de América, hombres de una civilización que pese al atropello y al avasallamiento, perdura en la visión de los hombres sensibles. Ricardo Argüelles reivindica con todo derecho su pasión americanista, afirmado en la concepción que le es propia y legítima.