Por Georges Le Chevallier

Artista Plástico, Profesor de Pintura - Carolina del Norte, EE.UU.


La relación entre el artista y su obra, siempre me ha fascinado. Ver como este trabaja insaciablemente, dándole vida a un objeto muerto , esto es algo que lo podemos categorizar de casi milagroso.

Momentos en que parece entablarse un diálogo y algo le dicta la materia, pues el artista apremia su trabajo y produce alteraciones que surgen como impulso creativo dando origen, haciendo visible su universo interior.

Como Santiago, el pescador de Hemingway en “El Viejo y el Mar“, luchando en medio del océano contra su gran pez, la lucha creativa del artista tiene que ser heroica.

Con esfuerzo, poco a poco la obra va cobrando vida hasta que ya no necesita mas del artista. Algo así como el ciclo de la vida, cuando los padres han realizado bien su trabajo y ven a sus hijos partir del hogar. Ese es el gran reto del creador: que su obra sobreviva por si misma al transcurso del tiempo.

Es interesante ver en donde esta Ricardo Argüelles hoy en día en relación a tal reto. Argüelles es un artista seguro de sí mismo, que ha llegado a una maduración en su oficio, a la que pocos pueden lograr. Estudiar su trabajo es un placer. Primero que todo, sus esculturas son hipnotizantes por la sensualidad del movimiento, estas nos hacen darnos cuenta del entorno en donde existen y como logran sobreponerse a ese espacio. Pero Argüelles no nos deja acostumbrarnos a ese espíritu sutil, cadencioso que busca la elevación permanente, esas líneas puras , curvas sensuales y las superficies muy lisas son contrarrestadas repentinamente con cortes en la madera y la aplicación de diferentes objetos, como tornillos o hierros. Estos forman acentos visuales, que, como notas musicales en una sinfonía, le otorgan vida y hasta cierto pasaje de humor a su trabajo.

Y a su gran maestría la completa con el uso sublime del color, que resulta vital para la existencia de sus esculturas. Sin ninguna duda que el arte de Ricardo Argüelles cautiva al espectador por su gran fuerza espiritual y física.

Con esta forma de creación se podría comparar a Argüelles al brujo de la tribu bailando y creando sus hechizos alrededor del fuego, mas que a un escultor del Siglo XXI.. Pero este vital creador es contemporáneo, asimila tiempos anteriores de su América del Sur y vive preocupado y comprometido con el acontecer social y los cambios de la sociedad de su tiempo.

Es nuestra suerte poder coexistir con un artista como Ricardo Argüelles, no solo por personalidad e inteligencia sino por la visión que en su obra nos ofrece. Esa visión que todos los artistas anhelamos tener, pero que en verdad muy pocos la poseen.

Considero que la obra de Ricardo Argüelles definitivamente sobrevivirá en el transcurso del tiempo.